domingo, 16 de octubre de 2011

HISTORIA DE LA MÁQUINA DE COSER


 
La primera máquina de coser fue patentada en 1790 por el inventor británico Thomas Saint. La máquina de Saint, que estaba diseñada para coser piel y tela, usaba un único hilo y formaba una puntada en cadena. No se usaba aguja sino una lezna para perforar el material que se estaba cosiendo. Otro mecanismo colocaba el hilo a través del agujero, tras lo cual una vara parecida a una aguja con un punto hendido llevaba el hilo a través de la parte inferior, donde un gancho recogía el hilo y lo llevaba a la parte delantera para la siguiente puntada. Cuando el ciclo se repetía se formaba un segundo bucle con el primero en la parte inferior de la prenda, creando así una cadena y el cierre de la puntada. Sin embargo, la máquina de Saint nunca pasó del prototipo.

La primera máquina práctica de coser fue la fabricada en 1829 por el sastre francés Barthélemy Thimonnier. Éste empleaba una aguja en forma de gancho que se movía hacia abajo mediante un pedal y volvía a su posición inicial mediante un muelle. Al igual que la máquina de Saint, ésta producía una puntada en cadena. Cuando Thimonnier instaló 80 de sus máquinas en una empresa de confección, los sastres de París lo llevaron a la quiebra y terminó por morir arruinado en Inglaterra.



 

La primera máquina de puntada cerrada fue creada por el inventor estadounidense Walter Hunt hacia 1834. La máquina, que empleaba al mismo tiempo una aguja con un ojo en la punta y una lanzadera oscilante, no se patentó en el momento de su invención, de forma que cuando más tarde Hunt intentó obtener una patente, su petición fue desatendida por motivos de abandono. Trabajando de forma independiente el inventor estadounidense Elias Howe desarrolló una máquina que contenía los mismos elementos básicos que la de Hunt y la patentó en 1846.

 






Otro inventor estadounidense, Isaac Merrit Singer, patentó una máquina similar y Howe ganó la demanda que interpuso contra él por usurpar su patente. Singer, sin embargo, fue responsable de la combinación de varias patentes en el campo de las máquinas de coser y de sentar las bases para la producción en serie de estas máquinas.
 

domingo, 9 de octubre de 2011

LA AGUJA


La aguja se utiliza desde hace más de 20 mil años. En la Prehistoria se hacían de madera, roca o hueso para fabricar prendas rústicas y burdas que protegían del frío y la intemperie, también con esto utilizaron la aguja para fabricar sus casas, que las cubrían con pieles y tenían que coserlas para dejarlas en una sola pieza.

En el neolítico Por otro lado, el telar aparece permitiendo vestir a los hombres de otra forma, un poco más elaborada. Una maquinaria un tanto extraña hace su aparición aquí, que consistía en un bastidor que servía para tensar los hilos y a su vez se trenzaban con otro que servía a modo de aguja de tejer.
Y más tarde, comenzaron a hacerse de hierro o de metal lo cual las hizo mucho más resistentes y durables.

En la Época Antigua, la vestimenta se cosía a mano con agujas de madera que sustituyeron a los huesos de animales. La aguja, no tenia ojo como la conocemos ahora sino un pequeño gancho en el cual se ataba el hilo; para dotar a la aguja de ojo fue necesario una serie de desarrollos posteriores.
Durante la Edad Media, en Alemania, se cambió la aguja de madera por una de hierro, y su uso se propagó por el resto del mundo gracias a la navegación.

En la Época Moderna, Bartolomé Thimonnier, un sastre francés de modestos recursos económicos, inventó, en 1830, una máquina de coser que se asemejaba aun más al modelo actual, y que empezó a tener éxito en Francia. Sin embargo, un grupo de obreros, temerosos de que la máquina los dejara sin trabajo, destruyeron el taller y las máquinas. Thimonnier murió en la pobreza. Mientras tanto, el norteamericano Gualterio Hunt, había inventado, casi simultáneamente, una máquina de coser que tenía una aguja curva, con el ojo en la punta. Esta aguja hacía pasar un hilo a través de la tela para formar un lazo. Por éste pasaba un segundo hilo con el que se formaba una costura de cadeneta. El segundo hilo era llevado por una lanzadera, como en las máquinas modernas. Hunt no logró obtener una patente. El honor de haber patentado, en 1846, la primera máquina de coser que realmente se utilizó le corresponde al norteamericano Elías Howe. Isaac M. Singer obtuvo una patente sobre su máquina de coser en 1851. No obstante, Howe defendió con éxito su prioridad y obtuvo el pago de derechos de invención sobre casi todos los tipos de máquinas de coser utilizados en aquella época.

El impacto que tuvo en la sociedad el surgimiento de la aguja fue importante por el impulso que le dio a la elaboración y confección de ropa en todo el mundo, en la medicina por el uso de jeringas denominada aguja hipodérmica, y además surgen otros distintos tipos de agujas para distintos usos. Su uso se extendió rápidamente por su eficiencia y practicidad.


REGISTRO ARQUEOLÓGICO
Son numerosos los yacimientos prehistóricos donde
encontramos agujas en hueso, correspondientes a
Paleolítico superior y elaboradas por Homo sapiens. Se
localizan agujas, pero también varillas; éstas son iguales
a las agujas, pero la diferencia que presentan es que no
están perforadas, no presentan el ojo para ser enhebra-
das. La mayor parte de ellas pernenecen al Magdalenien-
se (aproximadamente 15.000 años). En el Norte peninsu-
lar hallamos muchos yacimientos de estas cronologías.
Encontramos agujas en Altamira o El Pendo (Cantabria),
Las Caldas (Asturia), Alós de Balaguer (LLeida), pero
también en Mosseguellos de Vallada (Valencia), Esteban-
vela (Segovia), etc. Carnac en Francia cuenta con intere-
santes ejemplos. Allí donde se establece Homo sapiens
queda patente el uso y el empleo de las agujas, que
están mostrando la importancia de cubrirse y protegerse
del frío.